sábado, 15 de junio de 2013


LA POBREZA


Cuando a la pobreza de pedir
le anudemos la corbata al cuello
y la vistamos con nuestras mejores galas,

cuando la pintemos de maquillaje
su duro rostro apaleado de la vida
y le demos a tragar un Peinado
Reserva 100 años.

Cuando llevemos a la pobreza 
a deleitarse con adagios
de Albinonis o tocatas bacherianas
y tenga una cena de esas de postín
donde es más grande la vanidad
que hay en los platos
que la música de hambre de la tripà,

cuando a la pobreza le diésemos
la única pobreza 
que de billetes nos rodea,

entonces la pobreza sabrá
que la abundancia es rica en subsistencia
de banalidades y pobre, muy pobre
en el verdadero sonido del corazón


Rubén Pérez Redondo 

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